Último concierto de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, ejemplo de desprecio del Alcalde hacia los servicios públicos
Los Sindicatos editan la programación para el público asistente.
El 26 de septiembre se celebró en el quiosco del Retiro el último concierto de la temporada de primavera‐verano de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid.
La Banda Municipal atraviesa un momento complicado desde el punto de vista de su pervivencia. En la actualidad, este conjunto musical creado hace la friolera de 101 años y concebido para estar integrado por 90 músicos, para cuyas dimensiones están escritas las partituras que interpretan, tiene un déficit de 16 plazas. Es así, que en determinadas piezas musicales el mismo profesor ha de interpretar lo que a él le corresponde y lo del compañero.
El último concierto del domingo ha sido un buen ejemplo de la política de dejadez del Ayuntamiento de Gallardón hacia los servicios públicos en general y la cultura en particular. Donde el Consistorio antes proporcionaba 1.500 sillas, ahora no llegan a 700. Las imágenes de personas de todas las edades sentadas en césped, escaleras y suelo son comunes a lo largo de toda la temporada. La última vuelta de tuerca a esta situación ha sido la no publicación ni del programa que los profesores interpretaron este domingo (ni en los restantes conciertos de septiembre), ni el anuncio de la reanudación de los conciertos en noviembre, ya en el Teatro Monumental.
El Alcalde Gallardón parece empeñado en interpretar un réquiem por la Banda Sinfónica Municipal de Madrid. Las más de 10.000 firmas recogidas entre el público y personalidades del mundo musical, sumadas a la decidida voluntad de los profesores y profesoras de la Banda Municipal se lo van a poner difícil.