Burocracia decimonónica

Nuestra Alcaldesa, Manuela Carmena, con motivo del Congreso de “Ciudades inteligentes” celebrado esta semana en los pabellones de IFEMA, se ha declarado firme partidaria de acabar en el Ayuntamiento con la “burocracia decimonónica”, diciendo que “queremos que la propia administración” se involucre en la “tarea de emprender”.
Posiblemente se trate únicamente de la expresión de un deseo. O de una denuncia, queja, lamento, o como queramos denominarlo. Preferiríamos que se tratara, internamente, de la apertura de un debate. “Burocracia decimonónica” huele a naftalina. “Emprender” da idea de movimiento, de cambio, de mejora. ¡Como para no recoger el guante! Es desde este punto de vista, estimulante, como nos gustaría tratarlo. Que nadie se sorprenda de que un sindicato, CCOO, recoja el guante, pues nuestros representados dedican casi un tercio de sus vidas a la administración municipal. Y nos preocupan las condiciones laborales en que la actividad se desarrolla. Pero también las condiciones profesionales relacionadas con el medio en el que tenemos que trabajar.

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Primero deberíamos ponernos de acuerdo en las cuestiones a examinar. Nuestros gobernantes deberían preguntarse si la actual estructura administrativa facilita el emprendimiento y si las condiciones materiales en las que trabajamos estimulan nuestros mejores instintos al respecto. Para ello deberían escuchar nuestras quejas y analizar hasta qué punto son objetivas. Porque cuando decimos que a partir de 2004 Gallardón cambió radicalmente la concepción interna del Ayuntamiento estamos relatando un hecho objetivo. Fue el momento en el que apareció una nueva estructura que alumbró una casta de directivos, la mayoría traída de fuera de nuestra Administración, que desembarcaron no tanto para innovar como para manejar con sentido de la propiedad los objetivos del trabajo municipal. Hasta ese momento un trabajador cualquiera, en el peor de los casos, tenía entre su puesto de trabajo y la máxima dirección del Área en que trabajaba 4 puestos (Negociado, Sección, Departamento, Dirección de Servicios). Hoy son 8 (Negociado, Sección, Departamento, Subdirección, Dirección General, Coordinador, Secretario General Técnico)...

Además, con las nuevas formas de trabajo que se implementaron como consecuencia de tan elitista decisión, un trabajador cualquiera puede agotar todo lo largo que sea su vida laboral sin reunirse una sola vez con el máximo responsable administrativo de su unidad o dependencia. Al fin y al cabo, incluso la Jefatura de Departamento, físicamente cercana, rara vez reúne a sus ¿colaboradores? para explicar objetivos, formas de hacer, tiempos… Somos un cero a la izquierda, dedicados a la tramitación de papeles, a la búsqueda de “palotes” con los que dicen medir nuestro trabajo. Sí, podemos convenir que hemos sido convertidos en “burocracia decimonónica” a fuerza de ser apartados de tareas que por su importancia se reservan a un selecto grupito de personas, sobradamente tituladas, a quienes se confía en exclusiva la tarea de pensar y decidir qué es lo mejor para todos. Personas que además tienen en su mano la decisión de otorgar, o no, falsas productividades. Después de gozarlas ellos mismos, pues resulta que sus retribuciones no parecen cubrir horarios y dedicación de mayor amplitud.

 Nuestra movilidad está restringida. De vez en cuando podemos participar en un concurso que, si tenemos suerte, nos depara alguna mejora salarial. Quizás mejores posibilidades de conciliación. Pero no mejores condiciones para el desarrollo personal. Las plazas reservadas a los espacios más sensibles de la gestión municipal son de Libre Designación. En la que cuenta el amiguismo, la cercanía a quien la otorga.

A todo esto, estamos hablando de los que afortunadamente tienen un empleo fijo. Porque en nuestro Ayuntamiento hay puestos de trabajo ocupados con carácter interino o temporal de muy larga duración. O categorías profesionales enteras que por su carácter de contratación laboral permanecen en el puesto donde entraron, sin posibilidad de promoción alguna.

 En suma, sí, Alcaldesa, necesitamos de una profunda reforma de la Administración municipal. Dicen algunos estudiosos de la historia del empleo público que las grandes reformas han sido obra de personas concretas que han sabido ver la necesidad de adaptar la Administración a los cambios experimentados por la sociedad. Es evidente que hoy en nuestro país el papel jugado por las élites está más que cuestionado. En la España del pelotazo y del rápido crecimiento económico, son aquellas las que más se han beneficiado de manera egoísta, regalándonos un país al que le crujen las costuras. Pues aquí lo mismo. Es el momento de trabajar para que nuestro Ayuntamiento se parezca al país que queremos. También aquí habría que acabar con tanta élite y democratizar la gestión. Como decimos, hemos sido convertidos en “burocracia decimonónica”. Pero tenga en cuenta que también los hay que dicen que las personas económicas humildes han vivido en España por encima de sus posibilidades, ocultando el hecho cierto que ese ha sido un papel asignado por la élites, no elegido, a fuerza de sucesivos engaños bien publicitados.

 Necesitamos debate, reflexión y proyectos compartidos que no vemos. Pero nos alegramos de que, por ahora, tengamos sus manifestaciones. Puede usted contar que a la vista de la evidente contradicción que existe entre sus deseos y la realidad de la gestión tras 10 meses de nuevo gobierno, tomamos su palabra como lo que es, una profunda crítica a la situación presente de nuestro Ayuntamiento. También al inmovilismo que presenta el nuevo Gobierno y sus directivos en la materia que hoy tratamos.

 Alcaldesa, cuando quiera nos ponemos en marcha.

Actualizado (Viernes, 22 de Abril de 2016 12:58)

 

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