Desde CCOO entendemos como un grave abuso de autoridad el que se dio por parte del actual Inspector Jefe de la Policía Municipal de Madrid, Francisco Caletrio, contra un Agente de Movilidad.

El pasado 11 de noviembre a las 19,15 horas en la Plaza del Doctor Marañón, dos conductores son amonestados por un Agente de Movilidad por no respetar la señalización viaria, ya que ambos quedaron detenidos de forma que impedían la circulación transversal por el carril del transporte público, resultando ser uno de ellos el Inspector Caletrio.

Mientras el primer conductor retornaba la marcha según las indicaciones del Agente, el Sr. Caletrio se enfrentó verbalmente al agente de la autoridad esgrimiendo su cargo de "número uno de la Policía Municipal" para amedrentarle, y conseguir así desviar la atención del Agente por el temor de un posible expediente disciplinario por desobedecer una orden (Ponerse la gorra del uniforme y darle el número de identificación personal). Debemos aclarar que dicha orden la dio de paisano y desde un vehículo particular (sin distintivos policiales), al tiempo que cometía una infracción de tráfico (interrumpir carril de circulación de transporte público), agravándola innecesariamente al negarse a continuar la marcha.

La actitud del Inspector hacía el Agente de Movilidad demuestra una falta de consideración al trabajo que desempeña este Colectivo en la movilidad de la ciudad de Madrid, y más teniendo en cuenta que él dirige a la Policía Municipal, y, por tanto, conoce las atribuciones en materia de tráfico.

Consideramos que el mando de la Policía Municipal, que no de Agentes de Movilidad, ha podido incurrir en una falta disciplinaria si nos atenemos al artículo 241 del Reglamento del Cuerpo de Policía Municipal, con fecha 31/03/1995, apartado b), la falta de respeto o consideración grave y manifiesta hacia los superiores, los compañeros, los subordinados o los ciudadanos. Y en su apartado c) son faltas graves  también los actos y las conductas que atenten contra el decoro o la dignidad de los funcionarios, contra la imagen del Cuerpo o contra el prestigio y la consideración debidos a la Corporación.

La historia se repite, pues no es la primera vez que cargos con responsabilidad en la Administración (caso E. Aguirre) se valen de su posición tanto para buscar un trato de favor, como para amenazar y menospreciar a los funcionarios del Cuerpo de Agentes de Movilidad.

No existiendo motivo para dudar de la veracidad de los hechos denunciados por el Agente de Movilidad en el ejercicio de sus funciones, es indudable la falta de ética de quien ostenta, por Libre Designación, el cargo de Inspector Jefe de la Policía Municipal del Ayuntamiento de Madrid, exigiendo que además de la depuración de las responsabilidades disciplinarias a que hubiera lugar, sea destituido con carácter urgente.